Como cierto pingüino falló al postear el lunes, así se ha cumplido una más
de las señales del fin, y he sido restaurado desde mi fría tumba para por
última vez antes de sus dolorosas y lentas muertes este viernes, deleitarles
con mi sección....
¡EL APOCALIPSIS BIZARRO DEL SEÑOR STARK!
¿Pero de qué
hablaremos en estas últimas horas antes de que los mayas regresen del más allá
a juzgar este puerco planeta? De libros, así es, los haré leer en sus momentos
finales nada más para que sufran más.
El fin del mundo
es un tema prácticamente inagotable, como se ha demostrado desde tiempos
inmemoriales, como las mismísima epopeya de Gilgamesh (el primer texto escrito
que se conoce en el mundo), en la cual el mundo es destruido (aunque luego
recreado) con un diluvio universal, hasta nuestras novelas modernas de ficción
como los mil libros sobre el 2012 que han salido en estos días. Al ser humano
le fascina conocer el fin de las cosas, y claro, plasmarlo en papel y tinta
para que sus congéneres lean su visión del colapso del cosmos, ¿y por qué
no? de paso ganarse unos pesos con ello.
Lo que pondré a
continuación no es una lista de los más chipocludos, porque me reúso a tratar
de poner en pedestales y grados las obras y autores que mencionaré, así que, sin
ningún orden particular, ahí les van mis cinco libros favoritos de ficción
sobre el fin del mundo, ¡tómenla!
1.- Los Genocidas,
de Thomas M. Disch
Este autor también
escribió el libro en el que se basó la película esa de la Tostadora Valiente, y
si no la vieron, se amuelan, porque vivo en los 90 mentalmente todavía. En Los
Genocidas, vemos como la Tierra es consumida, y casi todas sus especies (entre
ellas el hombre, claro) exterminadas cuando el ecosistema se colapsa por la
invasión de una planta alienígena que crece al tamaño de edificios, chupando
toda la vida al planeta, ¿quién la sembró y por qué? Nunca queda claro, más
allá de unas pistas veladas, pero fuera del trasfondo esto es una historia de
los últimos seres humanos, de cómo reacciona la psique y la poca cohesión
social que quede ante la confirmación por la fuerza de que somos gusanos en una
manzana.
2.- La Carretera, de Cormac McCarthy
Aquí todo está muerto, quemado más allá del punto en que se
pueda reconocer, incluso las cenizas. Cormac McCarthy nos lleva a un futuro tan
jodido, donde al parecer en unos años está garantizada la extinción de toda vida
en la Tierra por un fenómeno no especificado que tapó la luz del Sol para
siempre, y dejó efectos parecidos a un invierno nuclear. La comida escasea
desesperadamente, y solo hay dos clases de supervivientes humanos: Los
caníbales y los refugiados que viajan cuidándose de los caníbales y de otros
refugiados. En este mundo jodido seguimos a un padre y su hijo (nunca
identificados con nombres) que tratan de llegar a la costa, esperando que las
condiciones sean un poco mejores ahí, encontrando toda clase de horrores en el
camino. Es un contraste con respecto a Los Genocidas, pues mientras que en esa se exploran las partes más culeras de lo que
puede hacer un ser humano ante el fin, en La Carretera se excava debajo de eso
para encontrar algo que redima a esta especie. Van a llorar, se los aseguro….maricas.
3.- The Killing Star, de Charles Pellegrino y George Zebrowski
Aquí tenemos un ejemplo más extremo de
la expresión “fin del mundo”. Varios siglos en el futuro, la humanidad ha
colonizado el Sistema Solar, dominado
completamente la biotecnología y logrado la paz universal. Sin embargo, cuando
todo parece utopía garantizada, objetos que viajan a una velocidad cercana a la
de la luz se estrellan contra todo cuerpo celeste habitado por humanos,
esterilizando su superficie, o de plano literalmente partiéndolos en pedazos
por el madrazo. La gran mayoría de la humanidad perece en segundos, y los pocos
que quedan son cazados hasta la extinción en pocos días por una flota de naves alienígenas
que parece salir de la nada, y con una determinación férrea extermina a los
restos del homo sapiens, a excepción de unos pocos (des)afortunados esparcidos
por diferentes planetas, cuyas historias son las que conducen la trama
principal, y seguidores de un personaje que aparenta ser un clon de Jesucristo,
quienes huyen a un sistema estelar lejano, con el propósito de reconstruir la
civilización y un día vengar a sus mundos originales.
¿Y por qué los aliens destruyeron una
especie con tanta arbitrariedad? Simple, en el momento en que la humanidad
descubrió como viajar a velocidades cercanas a la luz, pudimos hacérselo a
ellos, solo decidieron tomar una precaución antes que se le ocurriera a alguien
más, y recibieron nuestras transmisiones de radio interestelar de películas de
guerra...
4.
- I am Legend, de Richard Matheson
Olvídense de la película con Willy
Smith, la novela original se cuece aparte. Ubicada después de que una
misteriosa enfermedad arrasó con casi toda la población mundial, Robert
Neville, que cree ser el último humano vivo se defiende con cruces, espejos y
ajo de los vampiros torpes que cada noche van a tratar de entrar a su casa,
solo para fracasar y contentarse con gritarle y provocarlo desde afuera.
Durante el día hace reparaciones, viaja cazando con estacas de madera a los
vampiros dormidos y bebe hasta caer semi muerto para olvidar su pérdida y su
dolor.
El final es completamente diferente al
de la película, ya que garantiza que la civilización humana como se conocía
murió definitivamente, y lo que sea que surja será algo muy distinto, al igual
que interpretar de una forma muy singular el título del libro, como una inversión
de los papeles, ya que Neville, al ser el último humano, un monstruo que
pertenece a otra época, y caza cruelmente a los nuevos habitantes del mundo, es
un horror, una criatura de la noche, una leyenda.
5.- En la playa, de Nevil Shute.
Esta novela es fantástica, se ambienta
en un mundo en el que un intercambio nuclear entre Estados Unidos y la URSS
mató a todo el hemisferio norte ya, y la gente que queda vive en Australia y
las partes muy al sur de Sudamérica. La radiación avanza lenta, pero inexorablemente
hacia estas tierras, por lo que el gobierno toma la decisión más humana:
Proveer de píldoras de cianuro a todo el que quiera para evitarle la agonía del
envenenamiento.
Nuestros personajes son la tripulación
de un submarino que se embarcan en una misión de investigación hacia los
Estados Unidos continentales, abrigando una mínima esperanza, pero son
golpeados por todo el peso de la realidad. Sencillamente son los últimos días
del mundo, y cada quien elegirá como vivirlos mejor. Advertencia, esta novela
es totalmente deprimente, de principio a fin, no digo que sea mala, pero no es
para los débiles de estómago.
Mención honorífica: Brian Keene
Este es uno de mis autores favoritos, y no tanto por la
calidad de su escritura (es regular la mayor parte del tiempo, siendo
honestos), sino por sus temas, y porque se ve que lo hace con pasión (sí, es
sexual), si no han oído de él, ya tiene tiempo escribiendo su propio universo
de novelas, y hasta fue guionista de un par de proyectos olvidables para
Marvel, e hizo un cómic llamado The Last Zombie, que ya está por concluir.
¿Qué tiene de especial Keene? En casi todas sus novelas se
acaba el mundo, y de formas bizarrísimas; en El Alzamiento y Ciudad de los
Muertos, demonios poseen todos los cuerpos muertos humanos y animales, y
exterminan toda la vida para vengarse de Dios, en Los Gusanos Conquistadores y
Diluvio, un culto llama a Cthulhu y otra entidad, y el mundo se inunda, siendo
tragado por una dimensión llamada “The Great Deep”. Cabe mencionar que según
sus historias, maneja un multiverso similar al de Marvel o DC, que poco a poco
se está yendo al diablo, una Tierra a la vez, por las acciones de Los 13, un
grupo de seres que son los únicos sobrevivientes del multiverso anterior al que
el Creador destruyó para hacer el actual. Actualmente sus sagas siguen
publicándose y si pueden conseguir sus libros se los recomiendo totalmente, no
ganarán mucho respeto entre los críticos literarios, pero les garantizo que se
divertirán.
Y eso es todo en este último post bizarro antes del
auténtico fin este viernes. ¿No les gustó? Pues se joden, porque morirán con
ese disgusto, jojojo. Aprovecho para tratar de invocar al difunto Mr Brightside (el pájaro chistoso ese que luego venía conmigo, el que no es Vonice), a quien aún no despiertan las señales del fin, pues falta que se rompa el séptimo sello.
Ahora, el momento que todos esperábamos, la quiniela del
fin del mundo: La mecánica es que cada colaborador de este H. blog dirá al
final de su post su idea de cómo terminará todo el 21, y el que le atine se
ganará un Lonchibón, la de un servidor es:
El gran Chuy cósmico dejará de soñar, despertará y tendrá tanta hambre y odio acumulados por todo lo que han sufrido sus avatares en este planeta (Chuy y el Chuy 2 del feisbuc), que se tragará no solo la Tierra, sino la galaxia en un colosal sandwich mientras respira tabajosamente y se seca el sudo de entre las lonjas, cada una más grande que una nebulosa.
