Dedicado al chaparrito moreno Mr. S

Bienvenidos, gente. En la época de oro, casi todos los superhéroes eran altos. Al ser un medio gráfico, se consideraba un atributo que ayudaba a establecer rápidamente la virtud de los personajes, junto a otros como musculatura y belleza, en contraposición a los villanos usualmente feos y reducidos físicamente -ya no digamos la aversión por los rasgos asiáticos durante la segunda guerra mundial-. Había pocas excepciones, como el primer Atom, que era chaparrón o The Terror, que era feo como el diablo. En los cuarenta los personajes feos y chaparros fueron más comunes pero no eran del todo heroicos, fue a partir de la Era Marvel que tuvimos a feos como Hulk o la Mole o el propio Peter Parker cuando lo trazaba Steve Ditko, aunque eso se perdió con la llegada de John Romita. Y es que los rasgos físicos de un personaje mutan mucho con cada artista, incluso cosas que deberían ser constantes como su estatura. Tomemos el ejemplo de Wolverine, que según las estadísticas oficiales de Marvel mide 1.59 (en la versión de la serie animada noventera llegaron a decir 1.50), algo común en México pero bajo para estándares gabachos o canadienses. En particular si lo comparamos con otros héroes considerados chaparros como Spiderman y su 1.77, es decir, casi 20 cm más.Sin embargo, a la hora de trazarlos juntos, rara vez se nota, porque visualmente no se ve bien una diferencia tan pronunciada, en particular en portadas.

Son pocos los dibujantes estrictos en mantener las dimensiones del garritas, me vienen a la mente Roger Cruz, George Perez, Chris Bachalo (además lo hace bien federico) y, sobre todo, John Byrne, que siempre lo hizo chaparro, incluso cuando estaba junto a las mujeres X, que lo hacían parecer más pequeño todavía (Kitty Pryde mide 1.67). Como dato curioso y contrastante, los adolescentes de los cómics siempre son bajos, para reforzar la idea de juventud, aunque en el mundo real no es imposible que un puberto sea más alto que los adultos con quienes convive. En fin, requisitos del género difícil de eludir. O cómo la ven.