Esta vez mi emoción no es fingida.

Saludos, gente. Terminó de publicarse en México el primer arco argumental de Action Comics Rebirth, titulado El Camino de Doom con guiones del inolvidable Dan Jurgens.

La historia retoma uno de las tramas pendientes que dejó Justice League, previo a Rebirth, con Lex Luthor buscando llenar el vacío que dejó la muerte del Superman anterior y qué mejor manera que volverse un héroe propio, con una armadura de tecnología nuevodiosesca, que lleva al pecho el emblema del héroe caído. A nuestro nuevo/viejo Clark eso no le cayó en gracia y abandonó su anonimato autoimpuesto para irse a dar de cates con el pelón en medio de Metrópolis. Y como si no bastara ver pelear a dos supermanes, uno que debería ser villano y otro que debería estar muerto, entran dos jugadores inesperados al tablero: otro Clark Kent que no es Superman y un Doomsday que da la sensación de venir también del universo previo a los New 52; todo bajo el ojo vigilante de un encapuchado misterioso que desde sus pantallas en algún punto indeterminado del universo, planea tomar ventaja de todo lo que ocurre.

No sé cómo describir a plenitud lo que es este cómic, pero trataré y comenzaré diciendo que no me había emocionado tanto leer una historia de Superman en al menos 20 años, precisamente desde la época original de Jurgens con el asuloso y con sagas como la propia Muerte de Superman, Reign of Supermen y Hunter/Prey (que me parece uno de los cómics más subestimados por los fanáticos). Si recuerdan, una de mis pocas quejas de la serie regular Superman era que le daba demasiado peso a la familia de Clark, mientras que aquí tiene la dosis correcta, como personajes importantes, pero siempre secundarios, un apartado con gran reparto pues lo completaron Luthor, Jimmy, el otro Clark, Mujer Maravilla y ese villano complotista que promete ser épico; todos manejados con enorme maestría por un Jurgens que quizá alcanzó su madurez narrativa o, simplemente, al no tener el peso de llevar las riendas de la serie central, puede dedicarse a darnos una aventura sin pretensiones e, irónicamente, eso la vuelve grande.

En cuanto al arte, al ser una serie quincenal, requirió tres dibujantes, con dos números cada uno, pero a diferencia de lo que pasó en Superman, en Action la transición es más homogénea, sin llegar a verse iguales. Todos tienen un poco de esa escuela image de mediados de los noventa, que usualmente yo odiaría, pero es más refinada y aunque creo que si los pusiéramos en una balanza, irían decreciendo, no significa que alguno sea malo. Los coloristas también son muy buenos. En resumen, ya siendo muy quisquilloso, los únicos defectos que encuentro en esta historia es que no encaja del todo con la otra serie de Superman, pero eso es bronca de los editores, y la resolución de la batalla con Doomsday es un poco plana, pero es para dejar la puerta abierta a los eventos por venir.

Este es un cómic que, al menos en este primer arco, por fin hizo honor a su nombre: es acción pura y estoy ansioso por leer el siguiente número.

4.5 papas.