jueves, 14 de julio de 2016

Nadie extraña sus calzones rojos.




Un saludo a la gente bonita que visita este blog... y también a la gente fea. Este mes se cumplen 30 años de la publicación de Man of Steel, la miniserie escrita y dibujada por John Byrne que actualizó el mito de Superman tras los eventos de Crisis en las Tierras Infinitas y, para mí, la mejor versión que han hecho del personaje. Quizá el mayor aporte de esta saga fue la creación de Clark Kent... bien, déjenme explicar eso. Antes, Superman era la verdadera identidad de Clark, la personalidad de este último era una fachada, una máscara que le permitía llevar una vida lejos de los reflectores y de ahí la imagen de idiota que hasta entonces relacionaban con el tipo de los lentes. En MoS, Byrne introdujo un elemento esencial: que el niño Kal-El no desarrollaría sus poderes completamente hasta la juventud. Conforme creció era ligeramente más veloz y fuerte que el promedio, incluso su resistencia se puso a prueba un par de veces, sobreviviendo a cosas que podrían haberlo matado, pero fue hasta su último año de preparatoria que su carga solar le permitió proesas como volar.  Esto en contraposición a las versiones previas, donde fue consciente de sus diferencias toda su vida, e incluso tuvimos al Superbebé cuya explicación tan rara fue que, desde su nacimiento, era más inteligente que todos los humanos y sabía que debía protegernos y mantenerse oculto. A nivel argumental, este cambio significó que antes que ser Superman fue Clark, esa es su personalidad real, saberse diferente requirió un periodo de aceptación (hasta pasó una temporada recorriendo el mundo solo, para definir su camino) y proteger a la gente fue una decisión producto de su crianza y experiencias.

Y Clark era un reportero solvente, no  fingía ser idiota. También tuvo una disminución drástica de poderes y aunque seguía siendo el hombre más fuerte del planeta, ya no era el tipo que movía montañas con un soplido y adquiría habilidades nuevas conforme las necesitaba; eso permitió que por fin enfrentara villanos de igual a igual, abriendo una nueva gama de desafíos para el héroe. Y hablo sólo del protagonista, los cambios a Lex Luthor o Lois Lane fueron asombrosos. Podría seguir alabando ese cómic como muchos otros críticos han hecho desde los ochenta, pero el motivo de esta sección es que, en su momento, generó mucha polémica y, cuenta la leyenda, las oficinas de DC Comics se llenaron con cartas de protesta, asegurando que ese no era Superman y exigiendo el regreso del héroe que amaban. Con todo y la aceptación masiva que vino con los años, hoy en día hay lectores y escritores que añoran las épocas de oro y plata, aseguran que Superman debe ser una entidad todopoderosa, pues su virtud es ser la esperanza infinita, la tranquilidad hasta en los peores momentos. Hablando con justicia, hay que decir que esta visión tan anacrónica es válida y obras como All-Star Superman prueban que sigue siendo redituable. Yo prefiero al Superman aterrizado, pero entiendo la postura opuesta y los sucesos actuales en DC Comics prueban que no es un debate sencillo. Veamos cómo se perfila la opinión de los visitantes de este blog, basada en los resultados de la encuesta que tuvimos. La pregunta fue ¿Cuál es tu Superman favorito? Y los resultados:

Época de oro/plata
  1 (6%)
 
Moderno (Man of Steel)
  8 (53%)
 
New 52
  2 (13%)
 
Capitán Marvel
  4 (26%)

Cómo la ven.

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