Edición Extra

MÁS MONOS NACIONALES (NO ES SEXUAL)

Bienvenidos a la primera edición extra de los Cuentos del Abuelo. Continuamos con el recuento de historietas nacionales. La última vez llegamos hasta la década de los setenta, que era una buena época para comprar cómics porque había amplia variedad tanto autóctona como importada, pero la crisis económica incrementó terriblemente el costo del papel y muchas editoriales pequeñas cerraron mientras las más fuertes bajaron su producción.

Eso nos lleva a los ochenta; a principios de esa década los cómics gringos habían desaparecido casi en su totalidad, con la honrosa excepcion de El Asombroso Hombre Araña, que era publicado por Novedades Editores y a la que posteriormente se le sumaría su revista hermana El Asombroso Hombre Araña Presenta, donde sacaban las sagas más representativas del resto del Universo Marvel, desde Las Guerras Secretas hasta Fenix Óscura, la formación de los West Coast Avengers (llamados Nuevos Vengadores) y los 4 Fantásticos de John Byrne. Además de eso, durante un corto tiempo, Novedades también publicó La Espada Salvaje de Conan y un cómic llamado Festival Fantástico, donde ponían a todos los personajes infantiles de Marvel Comics (incluidos los Ewoks, los pequeños Muppets y los Ositos Cariñositos, de los que Marvel tenía licencia).

Por otro lado, Editorial Vid había acaparado las creaciones nacionales de antaño, publicando además de sus propiedades, Memín Pingüín y Lagrimas y Risas, otros tantos como Fantomas, El Pantera y Samurai, todos ellos en tamaño cuadernillo (media carta). Vid también publicaba cómics de personajes infantiles gringos como La Pantera Rosa y el Pajaro Loco, hechos por autores mexicanos, todos anónimos porque no llevaban créditos de elaboración, lo cual es triste porque si bien no eran ninguna obra de arte en los guiones, pues cumplían su función de entretenimiento y los dibujantes imitaban con exactitud el estilo original de esos personajes. Pero a mediados de los ochenta Vid dio su gran golpe al adquirir la licencia de DC y Archie Comics. De inmediato aparecieron en los puestos Superman, Batman (partiendo de las aventuras post-Crisis) y Archie.

Aquí cabe mencionar que ni Vid ni Novedades respetaron el tamaño original del cómic book, esto se debe a que en México todas las editoriales tenían sus imprentas ajustadas al tamaño tabloide y sus derivados. Así que los de Novedades los sacaban en carta (que es más grande que el formato gringo) y los de Vid en media carta; el gran problema con esto era que les impedía usar las plantillas de color originales que mandaban desde Marvel, DC y Archie y tenían que hacer las suyas y es por eso que llegamos a ver Supermanes verdes y morados, Batmans completamente azules y un montón de errores de registro. Por otro lado, Editormex seguía con sus Aventuras de Capulinita, El Tranzas y Zor y los Invencibles. Todo esto es en lo que respecta a cómic importado, series viejas y las basadas en otras, pero ahora veamos cómo ibamos con las creaciones mexicanas originales (que no necesariamente inovadoras).

Vid tuvo un cómic original que me gustaría mencionar, se llamaba ¿Quién fue...? y era una especie de historieta biográfica pero muy bien desarrollada y dibujada. Yo tuve la oportunidad de leer los dedicados a John Lennon y les hablo de unos 100 números o más sólo para él, es decir que no escatimaban detalles, de verdad estaban bien documentados.

También sacaron un cómic del "No Hay", un personaje que hacía Héctor Suárez en el programa ¿Qué nos pasa? pero creo que sólo salieron dos números. Por otro lado, en editorial Ejea ya se dedicaban casi exclusivamente a los sensacionales, pero tuvieron algunas historietas de tamaño cuadernillo, incluyendo uno dedicado al grupo Menudo (no me pregunten más, no lo iba a comprar) y otro que sí me gustaba y fue el de La leyenda de Blue Demon, dedicado al luchador, que además de ser uno de mis favoritos en la realidad, su cómic tenía una calidad indiscutible y tenía tanto aventuras realistas como místicas, es decir, igual que en las películas. Me parece que también aparecía con el sello de Ejea el cómic Videorisa, que satirizaba programas, cuentos y animaciones, con un estilo caricaturesco y, por qué no decirlo, alburero. Tuvo bastante éxito durante dos años y hasta tuvo un par de revistas hermanas, el Simón Simonazo (sobre unos weyes mezcla de metaleros y ñeros) y Chiss (una parodia del grupo Kiss); la primera más o menos la pegó, la segunda no. Otro clásico sin elegancia de ese entonces fue El Mil Chistes, que como su propio nombre lo sugiere eran sólo una sucesión de chistes, en su gran mayoría de doble sentido. Contaba con varios dibujantes y, de hecho, algunos eran muy buenos, pero no es ningún secreto que lo importante era que dibujaran muchos culos y chichis. El secreto del éxito del Mil Chistes era ese toque sexual y que no necesitabas mayor ciencia para leerlo, fue una de las pocas historietas que llegaron a los noventa pero desapareció por ahí del 95. Hasta tuvo especiales, dedicados a su superhéroe particular, Condón-man. Las Aventuras de Chabelo y sus Cuates trataba... pues de Chabelo, el mismo ruco disfrazado de niño que tiene su programa los domingos, pero en versión caricatura y al igual que en la tele los guiones eran completamente infantiles pero bastante comercialotes. Porque deben saber que este cómic duró bastante y no fue de a gratis, lo que pasa es que tenía patrocinadores pesados. Es más, personajes recurrentes en las tramas eran el Comesalchichas Fud y los Transformables de la juguetera Ensueño (no es broma). Pero el dibujante y creativo más importante de los ochenta fue Oscar González Loyo, hijo de Oscar González Guerrero (el de Hermelinda), quien creó Karmatrón y los Transformables, un cómic que duró casi 300 números y al menos 250 de ellos eran de 32 páginas y semanales. También en formato cuadernillo, narraba la historia de una raza extraterrestre, los Zuyua, seres pacíficos que vieron su mundo destruido por un imperio maligno gobernado por el hombre más malvado del universo (en serio, era de esos malos sin redención o arrepentimiento) llamado Asura. Para defender a los buenos, su gobernante manda a su propio hijo, el príncipe Zacek, a un ritual místico que le otorga la habilidad de transformarse en Karmatrón, un robot gigante con poder físico y místico. Acompañado por robots de su propia creación, Zacek dirijirá a su pueblo por el universo conociendo infinidad de razas hasta aterrizar en la Tierra primitiva donde comienza su verdadera batalla hasta llegar a ser emperador y protector de todo el universo.

Hay que acotar que este cómic apareció casi siempre bajo el sello de editorial MEASA, pero en realidad siempre fue pertenencia absoluta de Oscar González, lo que representa un logro importante a nivel creativo en México. Dato curioso: Oscar González a declarado que originalmente los robots no se transformaban pero la editorial insistió que así fuera para aprovechar la fama que tenían por ese entonces los Transformers; aunque aceptó la petición y hasta puso la palabra transformables en el título, dentro de la trama los robots eran llamados Guerreros Estelares.

Karmatrón también llegó a los noventa, pero su debacle vino basicamente porque no pudo competir a nivel de precio con lo que ofrecían las otras editoriales, en ese entonces los cómics de Vid costaban unos 500 pesos (que serían 50 centavos actuales), mientras el Karma ya andaba por los 1,500... ambos precios serían un regalo ahora, pero en ese entonces pues no salían las cuentas. Aunque también, siendo honestos, Oscar González saturó la trama con muchos personajes innecesarios y como le gustaba mucho la filosofía oriental, llegó a hacer números dedicados sólo a hablar de ella sin mencionar ni de pasada la acción. Karmatrón regresó ya en este siglo, con no muy buenos resultados, pero ya les hablaré de eso otro día. Si bien Oscar González no le gusta a todos como escritor, es innegable su talento en el dibujo. Está muy cargado hacía el manga, pero ha probado su habilidad para cualquier técnica y estilo, trabajando para la industria japonesa y gringa, destacando Simpson Comics, gracias al cual ganó un premio Eisner (ahí cualquier cosa, pues). Actualmente posee su propio estudio de dibujantes, llamado Ka-boom.

Pero volviendo a los ochenta, MEASA aprovechó el éxito de Karmatrón para sacar otros dos cómics, uno fue Las nuevas aventuras del Hijo del Santo (ya se imaginarán quién protagonizaba), que sólo duro como 5 números; el otro fue Destrúktor, el defensor cósmico, que estaba enclavado en el mismo universo que Karmatrón, pero muchos años en el futuro, era la historia de tres pilotos que tripulaban una nave que se transformaba en infinidad de armas incluido, como no, un robot gigante. No tuvo el mismo éxito que Karmatrón, pero si se mantuvo más de 50 números. Como pueden ver hubo muchos cómics en los ochenta, pero comparado con los setenta se podía notar que ya eran las últimas muestras de vida de una industria que agonizaba y lo peor estaba por ocurrir en los noventa. Espero pronto abordar ese tema, pero por ahora es todo, los dejo con su gustada sección Clásicos del Polo Ochenteros. Adiós