¿Podrán nuetros héroes salvarse de...?

Pum, cuaz, zock.

La semana pasada veíamos que Batman debutó en el número 27 de Detective Comics, en 1939. En esta historia vemos como el misterioso vigilante resuelve un crimen, encontrando al responsable de una serie de asesinatos y descubrimos en la última página, con sorpresa, que el llamado Bat-Man es el despreocupado y jovial millonario… ¡Bruce Wayne! (seguro que no lo vieron venir). Batman fue un éxito que le aseguró un contrato a Bob Kane con la DC. Si bien Detective Comics continuó compuesto por varias historias cortas, la principal atracción era el murciélago. Los relatos protagonizados por Batman se sucedieron con gran éxito, aunque hay que recalcar que seguía siendo considerado un detective con disfraz más que un superhéroe. Su actitud era ruda y no solía detenerse ante nada para castigar al culpable, sin importar que esto significara matarlo, incluso a pistolazo limpio.
Sin embargo, unos números después, se crearía uno de los clichés más grandes y celebrados del mundo del cómic: los sidekicks o lo que es lo mismo, los asistentes. En el número 38 aparece por primera vez Robin, el huérfano que encuentra cobijo al amparo de Bruce Wayne, que decide entrenarlo para que lo ayude en su eterna lucha contra el crimen… y hacerlo poseedor del traje más joto en la historia. Ya en el post pasado hablabamos de que Robin no es realmente una creación de Bob Kane, aunque sea la creencia común, sino de sus colaboradoradores, Bill Finger y Jerry Robinson (este último es quien le dio nombre y su apariencia final, pero rara vez recibe el crédito).En la literatura eran comunes los asistentes para el protagonista, pero ninguno como Robin, cuya principal característica era la diferencia de edad con Batman. Fue creado para jugar el papel de compañero de aventuras, contraparte animada y alegre del sombrío detective y, sobre todo, como medio de identificación para que los niños no fueran excluidos de la lectura de Detective Comics.Básicamente, incitaban la imaginación de los infantes para animarlos a pensar lo que podían alcanzar, siendo Robin una especie de enlace. Es decir: cuando seas grande podrás ser como Batman, pero mientras tanto puedes ser tan bueno como Robin… Ya sé que eso no animaría a nadie hoy en día.

La próxima semana más de Batman