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LOS QUE HACEN LOS MONITOS (3)

La última vez vimos la función del guionista en la elaboración de un cómic. Después corresponde al dibujante definir el aspecto visual de la obra. El dibujante de cómic, contrario a la creencia popular, es el más completo de las artes visuales, pues requiere de conocimientos en anatomía humana y animal, perspectiva y construcción arquitectónica y dominio en el dibujo de humor. Lo cual, claro, no significa que no haya tipos en el medio que no saben lo que hacen. Los protagonistas o personajes son el centro al estructurar una página y a su alrededor se construyen los escenarios y se agregan textos u onomatopeyas.Algunos efectúan una suerte de storyboard de lo que buscan lograr en hojas de papel, mientras que otros trabajan directamente sobre los originales –cortados al tamaño final o en una medida proporcional- y si el dibujante hace también la labor de entintar puede, incluso, efectuar sólo un boceto antes de ir a los acabados. En caso contrario, entregará la lámina al entintador, con los terminados a lápiz o en mina azul (el color azul no se registra en las impresiones al momento de capturar una página, por lo que con un boceto hecho en lápiz azul aseguras que no se verán los trazos corregidos al final). El trazo que entregue el dibujante deberá ser solido, bien definido y capaz de distinguirse de los bocetos previos, de lo contario el encargado de las tintas podría equivocarse y remarcar una línea equivocada.Resulta prudente señalar que un trabajo hecho con lápiz fuerte (del 2B para arriba) o con carboncillo puede considerarse terminado y ya no pasar por el proceso de entintado, pero si no está bien realizado puede dificultar su reproducción, además de tener un acabado más tosco. Claro que eso depende nuevamente de la capacidad de adapatación del trazador.Pero ¿qué hace bueno a un dibujante de cómics? ¿Por qué tipos de trazo deforme como Humberto Ramos tienen una enorme legión de seguidores, mientras otros de una gráfica artística y estilizada, como Simon Bianchi, levantan polémica sobre si deben o no dibujar cómics? La respuesta es tan obvia como complicada, para dibujar historietas se necesita ser un buen storyteller.El cómic es un medio vivo. Un buen storyteller o narrador es capaz de crear la ilusión de movimiento y espacio, mientras que uno malo, sin importar su capacidad técnica y artísitica, sólo conseguirá dibujos bonitos que sirven de postales pero no para narrar una historia. Esa es la parte central del dibujo de cómic: mantener la secuencialidad. No busquen secuencialidad en el diccionario, es un término comiquero, como gambeta en el futbol. Y esto aplica por igual a las escenas de acción como a las de plática, por lo que me gustaría poner un par de ejemplos de uno de mis dibujantes y storytellers favoritos, Sal Buscema.

En la primera, dibujando una secuencia de acción, precisa y contundente, que transmite el impacto del momento.

Y en esta segunda, un secuencia tranquila, pero que mediante su composición y sus encuadres, transmiten la angustia de los personajes. Eso es narrar una historia y no pedazos.Y sí, Daniel, por eso aunque me purgue el estilo de Ramos, no puedo dejar de reconocer su capacidad como storyteller. Y carecer de la capacidad para narrar sencillamente un cómic es lo que hace que Simon Bianchi, cuya capacidad técnica y artística es indiscutible, sea un buen portadista pero en sus interiores quede a deber. Otros buenos storytellers serían (entre clásicos y modernos) Jack Kirby, John Romita (y también su hijo, aunque no me guste), Adam Kubert, John Cassaday, Mark Bagley, Frank Miller, Neal Adams, Jim Steranko y… ah sí ¡Howard Chaykin!Por ahora es todo, la próxima semana más historia del cómic. No olviden que ya está a la venta la revista política Alpunto, hogar del amado Gato T, tira cómica escrita y dibujada por un servilleta... Se me olvidaba, sí, Castigador Obscuro, es en serio