Diavolo saltará de alegría con este post

EL INESPERADO, INUSUAL E INEVITABLE REGRESO DEL ABUELO NACIONALISTA

Saludos, gente. Aunque no lo crean ni por el título, hoy hablaré de cómic mexicano. Deben haber pasado unos 2 años desde que lo hice por última vez, así que creo que la ausencia amerita un pequeño resumen antes de empezar: al igual que con la historieta gringa, la nacional tiene sus orígenes en las tiras cómicas de los diarios, que combinadas con las adquiridas de los vecinos del norte, eran lo más popular en muchos periódicos, lo cual no es de extrañarse si consideramos que era la primera mitad del siglo pasado y la mayoría de mexicanos eran analfabetas... digo, tampoco es que actualmente ya se haya eliminado el analfabetismo de nuestro país, pero los que ahora consumimos tiras cómicas no es porque sólo queramos ver dibujitos.

La primera tira que fue considerada cómic como tal fue las Aventuras de Adonis, que narraba las desventuras de un perro que sin deberla ni temerla siempre terminaba castigado por su amo (a patadas y cosas peores). Y el primer gran éxito de la historieta mexicana fue Pepín, que desde 1936 se publicaba diariamente, era tamaño tabloide (es decir, como un periódico) y contenía diversas tiras cómicas tanto nacionales como extranjeras... y antes de que a algún chistoso se le ocurra, yo no viví esa época. Todos los días vendía entre 500,000 y un millón de ejemplares... y que luego venga Marvel Comics a decirnos que nadie le gana a su X-Men #1, jojojojo. Su popularidad fue tanta que así como en España los cómics son llamados tebeos porque así se llamó su primera historieta importante, aquí a los cómics se les decía pepines. Pepín tenía dos competidores importantas, Paquito y Chamaco, ambos con la misma estructura y tamaño.

El problema con todos ellos es que faltaban a una de las reglas más importantes del cómic: que debe ser coleccionable; y es que un comic-book tamaño tabloide era material de hemeroteca no de coleccionista, por lo que quienes los compraban los tiraban después de leerlos y es por eso que actualmente existen muy pocas copias de los pepines de esos años. La solución fue disminuir el tamaño a la mitad y así surgieron Pepín Chico, Chamaco Chico y Paquito Chico... si eso de poner títulos siempre ha sido un arte.

Comenzaron una lucha encarnizada por la mayoría de ventas y no es exagerado, basta con mencionar que el editor de Pepín era el coronel García Valseca, del cual se cuentan anecdotas terribles, como el día en que los dibujantes de su editora quisieron formar un sindicato y el muy méndigo les sacó la tartamuda diciendo que ningún pinche monero se le iba a subir a las barbas... una maravilla de sujeto. Pepín y sus competidores desaparecieron a finales de la década de los cincuenta, se supone que por falta de ventas, pero dicen algunos que en realidad los editores temían al desprestigio de ser encasillados como editoriales de pepines, lo cual no hacian las empresas serias.

Pero antes de seguir adelante cabe mencionar que dentro de las páginas de Pepín, en el año de 1943, surgió la tira Alma de Niño, protagonizada por un simpático morro color chocolate, de nombre Guillermo Pinguín, pero que prefería ser llamado Memín. Creación de la escritora Yolanda Vargas Dulché y el dibujante Alberto Cabrera, adquirió gran popularidad por sus historias conmovedoras y el lenguaje ocurrente y dicharachero de Memín, que junto a sus amigos de la escuela y su mamá (doña Eufrosina, la ma linda) vivía aventuras muy al estilo del realismo mágico mexicano. Esto no significa que fuera una historia exclusivamente infantil, al contrario, muchos de sus lectores eran adolescentes y adultos, tanto hombres como mujeres, porque trataba sutilmente temas como violencia, pobreza y hasta prostitución.

Cuando Pepín cerró sus puertas, Vargas Dulché prefirió no ampararse con otra editora, sino que junto con su esposo, Guillermo de la Parra, juntaron sus ahorritos y formaron su propia empresa, Editorial Argumentos S.A. (EDAR) hoy llamada Editorial Vid. Ahí reinició la historia del morenazo, ahora sí con el título Memín Pinguín y contando con los dibujos de Sixto Valencia, al que la mayoría considera como el verdadero co-creador del personaje porque le dio la imagen que actualmente porta al igual que al resto de protagonistas. Se publicaba en tamaño carta y en blanco y negro... bueno, en realidad era en blanco y sepia (ese tono café que era común en las historietas de antes). Dato curioso: el apellido del personaje fue cambiado de Pinguín a Pingüín cuando comenzó a exportarse para evitar que fuera confundido con la palabra pinga, es decir, pene.

Ya para los ochenta Memín se reeditó una vez más, ahora sí a color y en tamaño media carta, pero ahí empezaron los problemas, porque Sixto Valencia quería una participación mayor en las ganancias y la verdad es que sí le chingaba bastante, porque se hacía semanalmente y sí leen alguno de esos números verán que era un dibujo de alta calidad y era de 32 páginas (más que cualquier cómic regular gringo). El asunto acabó en la corte y actualmente Sixto Valencia recibe entre 500 y 1000 pesos por cada número que aparece de Memín (el cual como ya saben ha tenido como 10 reediciones). Memín Pingüin tiene 373 números de la serie original y hace poco se lanzaron aventuras nuevas con otro escritor (Vargas Dulché murió hace ya mucho tiempo) y un dibujante bastante límitado pero creo que no pegaron.

Yo sí recomiendo su lectura, porque es bastante gracioso, no digo que lo coleccionen pero si tiene la oportunidad compren uno o dos números y verán que sí consigue arrancarles un par de carcajadas; porque Memín es uno de esos personajes que crecieron por encima de sus autores y la propia Vargas Dulché contaba que ella se reía al ecribirlo como si el negrito fuera quien hiciera sus propios chistes. Ahora, volviendo a los primeros años, además de Memín, Yolanda Vargas creó la serie Lagrimas, Risas y Amor, donde contaba distintas historias de corte romántico y que pronto se volverían material de películas y telenovelas que hasta la fecha siguen siendo reciclados. Siendo justos no es que fueran malas tramas pero caían mucho en los estereotipos de la mujer pobre que sólo alcanza su plenitud cuando conquista al hombre de sus sueños. Eso sí, contó con muchos dibujantes cuya calidad gráfica era indiscutible.

Por último, otra figura popular en esos años fue Germán Butze, escritor y dibujante que co-creó, junto a Gaspar Bolaños, Rolando el Rabioso, serie que tenía como protagonista un caballero medieval que termina involucrado en viajes en el tiempo y llega a varios puntos claves de la historia de México. También de Butze son Los Supersabios, cómic de corte fantástico que apareció en 1936 dentro del diario Novedades para después saltar a las páginas de Paquito; tenía como protagonistas a un grupo de niños cuya genialidad haría ver mal a Jimmy Neutron o Phineas y Pherb.

Por hoy es todo, la próxima semana habrá más de cómic mexicano, pero ahora vamos con la encuesta. La pregunta fue ¿Qué recibirán los poleños esta navidad? Y los resultados

Un armaño	22 (29%)
Un muñeco Nani papas	19 (25%)
El monster inédito de Kick Ass	11 (14%)
Una suscripción a Marvel México que se entregará hasta 2014	7 (9%)
Un memín	16 (21%

Si los pronósticos de nuestros visitantes son correctos esta navidad recibiremos armaños... ¡Por tercer año consecutivo! Ni modo, a todo se acostumbra uno. No olviden votar en la nueva encuesta. Y ya por último, unas palabras: lo único mejor que tener una novia que soporte mi afición por Spiderman es tener una novia que me la fomente. Hace poco me regaló lo siguiente.

¡Una paleta de bombón con forma del Araña! Y hasta cantando una canción del Spider-bombón, jo. No olviden leer este viernes el Polo Challenge, adiós