Aún crudos...

ÉPOCA MODERNA

Saludos, gente. Cuando Monet hizo su primera pintura impresionista a finales del siglo XIX, los críticos sabían que el tipo estaba revolucionando el mundo del arte... bueno, no, en realidad dijeron que era un fraudulento que trataba de hacer pasar un boceto por una obra completa. Pero después lo revaloraron y al Impresionismo le siguieron un montón de corrientes vanguardistas, también llamadas ismos (Expresionismo, Surrealismo, Cubismo, etc.) que fueron llamados en conjunto Arte Moderno. ¿Y a qué viene este choro? Bueno, pues que el mundo del arte no se detuvo y cuando años después sugieron nuevas corrientes más modernistas que aquellas, pues ya no había modo de llamarles a ellos Arte Moderno y comenzaron a decirle Arte Contemporáneo a todo lo que surgia y a la fecha seguimos haciéndolo.

Y desde mi punto de vista algo parecido le ha pasado al mundo del cómic, porque todo lo que se ha publicado desde mediados de 1986 es llamado Época Moderna del cómic y aunque en efecto desde entonces no ha habido una gran ruptura como ocurrió con la Crisis en las Tierras Infinitas, pues tampoco se puede decir que se siga haciendo lo mismo que en esos días. Es decir que ya es hora de que los críticos se pongan de acuerdo y den una nueva división y nombre a los últimos 25 años; estoy seguro de que eventualmente ocurrirá así y eso hará que esta serie de post reciban también una nueva nomenclatura.

Pero mientras eso ocurre, en este primer post veremos que pasó después de la Crisis en DC Comics y aunque a muchos no les guste, el bienestar de esa compañía depende en buena parte de lo que le ocurra a su más grande héroe y emblema: Superman. Mientras la Crisis terminaba, en Action Comics #583 apareció la historia titulada Whatever happened to the Man of Tomorrow, escrita por Alan Moore, que basicamente narraba la última aventura del Superman de la época de bronce... literalmente. En ella habían pasado años desde que se vio a Supes por última vez y en boca de Luisa Lane descubríamos cómo enfrentó sus últimos días como héroe, derrotó finalmente a sus más grandes enemigos y perdió a sus amigos en el proceso. Un gran cómic que, por cierto, puede conseguirse en edición de Vid.

A esta trama siguió la miniserie Man of Steel, escrita y dibujada por John Byrne. MoS toma el origen de Superman desde cero, comenzando por una nueva visión del mundo de Krypton y la llegada del niño Kal-el a la Tierra.

Byrne hizo varias modificaciones al personaje que actualmente son parte del mito y nos parecen completamente lógicas, pero que antes de que él las escribiera nadie las había pensado: por ejemplo, de acuerdo con esta nueva versión, un niño kriptoniano bajo un sol amarillo, como el de nuestro sistema solar, actúa como una batería viviente que poco a poco va captando la energía y la procesa, por lo que en sus primeros años fue apenas más fuerte que un niño común. Eso explica por qué tuvo una vida normal entre nosotros, en lugar de los absurdos que veíamos en la época de plata (como el niño Clark Kent doblando las agujas de sus vacunas sin que nadie se extrañara), pero además agregó el detalle de que él no tuviera conciencia de su origen extraterrestre mientras era criado por los Kent; eso, que en apariencia no tendría importancia es un pilar dentro de los cambios del personaje.

Verán, una de las razones por las que Spiderman se volvió infinitamente más popular que Supes es porque el Araña era muy auténtico en sus dos personalidades: era un nerd real y ser un héroe no cambiaba eso, al contrario sólo venía a complicar más su vida; mientras que en el caso de Superman, ser fuerte y confiado era su carácter real y sólo fingía ser un nerd cuando se vestía de Clark. Es decir, que Clark Kent en realidad era una máscara, no existía. Al eliminar su conciencia extraterrestre esto cambia, porque él no sabía que era superior y no tenía necesidad de fingir otra identidad: el Clark Kent de Byrne era confiado, una estrella del deporte y presidente de su clase, pero a medida que sus poderes crecen se da cuenta de que es más que un humano y sus padres le revelan los detalles de cómo lo encontraron. En resumidas cuentas, Clark primero fue hombre y luego súper.

En MoS, cuando Clark descubre que es extraterrestre se siente confundido y al terminar la preparatoria decide tomarse un año para recorrer el mundo y trabajar el uso de sus poderes, lo que explica porque aprendió a hacer todas sus grandes proezas en lugar de sacarse de la manga que de un día para otro ya era un héroe completamente desarrollado. Dato curioso: cómics posteriores exploraron más a fondo ese año sabático de Clark y, entre otras cosas, se vio que por un momento se cruzó con Bruce Wayne, que también entrenaba alrededor del mundo y sin que ninguno de los se hablara o supieran quiénes eran.

Man of Steel también tiene el merito de haber vuelto interesantes a personajes que habían perdido el brillo como Luisa Lane. Dentro del prólogo que Byrne escribió para el recopilado de la serie menciona que Luisa se había vuelto un personaje odioso para los lectores porque ya sólo se dedicaba a tratar de probar que Clark Kent era Supes, él cambió eso volviéndola una mujer fuerte y dedicada a su carrera. Aún estaba enamorada de Superman, pero ya no rayaba en el fanatismo y, además, Byrne eliminó la noción de que el mundo supiera que Supes tenía doble identidad. Es decir, el grueso de la población asumía que Superman era sólo Superman, no tenían porque pensar que durante el día hacía otra cosa que no fuera salvar al mundo. Y ya que menciono eso de la doble identidad, Byrne se declaró admirador del Superman de Christopher Reeve pues de acuerdo con él verlo actuar tan diferente como Clark y como Supes le hizo creer por primera vez que era posible que en el mundo real nadie reconociera al azuloso sólo por ponerse unos lentes. Todo esto resulta curioso porque, como ya les mencionaba, Byrne eliminó al Clark Kent ñoño y lo hizo un reportero temerario; incluso metió el detalle de que asistiera al gimnasio y tuviera pesas en su casa aunque no lo necesitara, porque aunque aceptemos que la gente no le reconoce el rostro al verlo, era demasiado notorio que tuviera un cuerpo gigante y musculoso, el cual no escondía con ningunos lentes. Así la gente no sospechaba de su cuerpo atlético porque era obvio que le dedicaba tiempo al ejercicio.

También Byrne justificó que no pudieran reconocerlo por medios electrónicos: Superman vibra su cara rápidamente todo el tiempo, algo que a simple vista no notamos pero sí afecta las grabaciones que hagan de él.

Pero quizá las modificaciones más importantes de Byrne no hayan sido las del propio Superman sino las de su archienemigo Lex Luthor. Lex siempre había sido un villano muy acartonado: un científico loco que vivía unicamente para matar al azuloso y, para acabarla de amolar, después de la época de plata resultó que todo su deseo de venganza provenía tan sólo del hecho de que por culpa de Superboy se quedó pelón... chale. Además Lex siempre buscaba modos de vencer a Supes físicamente por sí mismo, ya fuera con rayos de sol rojo, con kriptonita o con su armadura de combate sin importar que lo hubiera hecho mil veces antes y hubiera fallado. Con Byrne todo cambió, porque Lex ya no era más un científico loco sino un criminal de cuello blanco, dueño de media Metrópolis y amado por la gente; su odio por Superman no venía de algo físico, venía de algo más profundo, moral y psicológico: lo odiaba por ser el nuevo ídolo de la ciudad y además sin tener que fingir, era un héroe real.

Eso no significa que Lex fuera menos malvado o brillante, estaba dispuesto a todo por mantener su fortuna y fue creador de las primeras súper amenazas que conocería Superman, incluido Bizarro que ya no era más un ser de otra dimensión sino un clon de Supes en estado degenerativo.

También en esta miniserie hubo una parodia de los Cuatro Fantásticos (recuerden que John Byrne es uno de los mejores escritores que han tenido esos personajes), lo curioso es que de esa sátira surgió Hank Henshaw, que en los noventa volvería como el Superman Cyborg, villano central de la saga Reign of Supermen y a quien recientemente hemos visto como una gran amenaza cósmica. Ahí también se da el primer encuentro entre Batman y Superman en la época moderna y a diferencia de las eras anteriores en que eran grandes amigos, aquí son más recelosos y desconfían uno de otro, lo que tiene más sentido considerando lo diferentes que son sus metodos.

Recomiendo ampliamente la lectura de Man of Steel incluso si no son fanáticos del hombre de la S o si no vuelven a leer más historias del personaje, porque es una serie excelente por sí misma, también ya fue editada por Vid hace tiempo, tanto en cómics individuales como en recopilado.

Una vez terminada la miniserie, Byrne continuó al frente de las colecciones de Superman por un tiempo, revisando más orígenes y creando buenas sagas. Llegaron nuevos lectores, buenas críticas, el azuloso volvió a los primeros lugares de ventas y todo mundo contento ¿no? Pues no. En ese entonces no había internet y las quejas no fueron públicas, pero las había y muchas; aunque las cartas no se publicaron, los editores dicen que llegaban por cientos a las oficinas de DC, diciendo que ése no era su Superman y que no volverían a comprar el cómic a menos que regresaran todo a cómo era. Los críticos actuales comparan las reacciones de entonces con lo que ocurrió recientemente con el One More Day de Spiderman... y al igual que ahora, lo editores siguieron adelante ignorando las quejas y guiándose sólo por las ventas... Y funcionó.

Se ha revisado el origen de Superman en dos ocasiones más, la primera con Superman: Birthright en2004, escrita por Mark Waid, la cual fracasó porque a diferencia de Byrne, él no podía reiniciar todo desde cero sino tratar de hacer ajustes que no contradijeran demasiado la continuidad. Entre los errores cometidos por esa serie estuvo hacer que Luthor y Clark fueran de nuevo viejos amigos de Smallville o que a David no le gustaba que Lex fuera un villano de cuello blanco y lo volvió abiertamente malvado de nuevo, lo cual contradecía muchas de las historias más recientes. Birthright fue totalmente eliminada de continuidad sólo un par de años después y apenas en este año concluyó la segunda revisión, Superman Secret Origin, escrito por Geoff Johns. La mayoría de visitantes saben que desprecio a ese escritor, así que quizá piensen que eso nubla mi visión, pero en serio, eviten ese cómic a toda costa. Además de que no aporta nada interesante, es muy aburrido y acartonado. Entre los grandes pecados de esa miniserie está haber traído de vuelta a Superboy (que siempre sí se vestía de rojo y azul desde que era adolescente) y al Clark Kent idiota al estilo de la época de Plata. Un mal cómic en todos los sentidos y que jamás podrá competir con el magistral trabajo de John Byrne. Por hoy es todo, la próxima semana veremos que pasó tras la Crisis con el otro pilar de DC Comics, Batman.

Ahora vamos con la encuesta que resultó ser la más cerrada en la historia de este humilde blog. La pregunta fue ¿Qué sorpresa le depara al Polo el siguiente año? Y los resultados.

Gio se volverá Nalga Fría

21 (38%)

Vonice nos mandará a todos a la verga

6 (11%)

Warrior se hará blanqueado

3 (5%)

Chuy regresará al blog

3 (5%)

Disney comprará el Polo y se volverá clasificación A

21 (38%)

Lo primero a notar es que en esta ocasión, una opción que involucra a Chuy no alcanzó votación alta, ¿acaso dejó de ser el gordito favorito de las multitud? Lo discutiré con su agente de prensa. Ahora sí, hubo dos opciones empatadas en primer lugar y debo comentarlas. Para empezar debo decirles que sí tuvimos una reunión informal con ejecutivos de Disney, pero las negociaciones se vinieron abajo cuando decidimos darle los derechos de distribución de la película de Nalgas Frías a la Metro Goldwyn Mayer... de haber sabido que la Metro estaba en bancarrota no lo habríamos hecho. Así que de momento la compra por parte de Disney está cancelada. Por otro lado, la inclusión de Gio como Nalga Fría sería muy buena... en realidad no, porque no postea ni en su blog y sus habilidades físicas son más que cuestionables, como lo prueba lo siguiente.

Ahora sí, hasta la próxima semana.