En este polo no es donde vive Santa

1996(4)

Saludos, gente. Continuamos con la DC Comics de 1996 y con el grupo Birds of Prey, creado por el experto en series urbanas Chuk Dixon, aunque con conceptos del autor y publicista Jordan B. Gorfinkel.

Originalmente fue pensado sólo como un one-shot y la premisa era que Oráculo (Bárbara Gordon) hacía pareja con Canario Negro en una especie de relación inteligencia-ejecución... o sea que Canario hacía la parte física, mientras Bárbara la asesoraba desde su computadora con todos los datos técnicos, artilugios tecnológicos e infiltración informática. Los resultados fueron mucho mejor de lo que los autores esperaban y siguieron miniseries y una serie regular, escrita también por Chuk Dixon en sus primeros números y luego por Gail Simone.

En las minisieries Canario y Oráculo hicieron equipo con Gatúbela y La Cazadora, la primera estaba oficialmente descartada como miembro por sus antecedentes pero la segunda se integró al equipo durante la serie regular. Jugaban con varios elementos interesantes aunque muy enfocados en Oráculo, como su enemistad con La Cazadora y su eterna ambigüedad romántica con Ala Nocturna; esto no fue del todo culpa de los escritores, lo que pasa es que originalmente Birds of Prey no pertenecía a ninguna línea de cómics pero terminaron integrándolo a la Batifamilia y por tanto tenía que guardar relación con Batman y sus asociados.

La etapa de Simone fue muy popular y con su salida las ventas bajaron poco a poco, hasta que el título fue cancelado en 2009 sólo para ser relanzado a principios del año siguiente y duró hasta el reboot. Ahora hay un nuevo cómic de Birds of Prey y como se supone que está afiliado a la continuidad de Batman y esa no cambió, podemos suponer que todas las historias anteriores tienen vigencia, aunque es una de esas cosas que nunca quedan (ni quedarán) del todo claras.

Por el equipo han desfilado, además de las mencionadas, Big Barda, Judo Master, Manhunter y una ex-Blackhawk; Oráculo fue siempre la única miembro permanente del equipo hasta ahora con el reboot en que volvió a ser Batichica y prefirió estar por su cuenta. Dato curioso: la mayoría de lectores asumiamos que Birds of Prey era un equipo con membresía exclusiva para mujeres, pero al parecer nunca fue una regla escrita; poco antes del reboot Hawk se volvió el primer miembro masculino permanente del grupo. Como la mayoría sabrá, Birds of Prey tuvo una serie de acción real que sólo duró una temporada por lo mala que era; estaba enfocada en La Cazadora (era la hija de Batman y Gatúblea como en los cómics de la época de plata), Oráculo era su asesora, Canario era una adolescente en entrenamiento, también aparecía una Harley Quinn más adulta como villana central... y Alfred seguía siendo el mayordomo.

Cambiemos de tema y vayamos con el segundón Dcita de la semana, porque en 1996 fue creado Aztec, obra de Grant Morrison y su cuatacho (ahora ex-amigo) Mark Millar, pretendiendo ser su gran obra conjunta para DC, con un héroe totalmente nuevo e inesperado... pero no funcionó. Verán, trataba sobre un sujeto llamado Uno, criado desde su infancia como representante del dios Quetzalcóatl en la batalla por venir contra su eterno enemigo, Tezcatlipoca, y para ello contaba con las clásicas habilidades de superfuerza, supervelocidad y capacidad de volar, pero además algunas poderes raros muy morrisianos como manipular las energías de la cuarta dimensión (no me pidan que lo explique).

La trama no convenció a nadie y las ventas se desplomaron desde el segundo número de la serie, por lo que Morrison usó sus influencias y volvió a Aztec miembro de la Liga de la Justicia, esperando atraer lectores, pero ni así se pudo y la cancelación llegó en el número 10 del cómic. La larga subtrama de fin del mundo que estaban desarrollando los autores quedó inconclusa, coincidiendo con lo que ya les platiqué del creciente disgusto de Morrison con DC; lo que nos lleva de vuelta a la saga Tecera Guerra Mundial de la JLA, en ella se reveló que la amenaza cósmica que enfrentaba la Liga era, precisamente, la profecía de Tezcatlipoca que Aztec había estado esperando toda su vida. Sabiendo que el momento había llegado, Uno sacrificó su vida para permitir que la Liga completara su ataque final y lo más curioso de eso es ¡qué sigue muerto! Por lo menos hasta ahora, falta ver si Morrison lo vuelve a usar ahora que es plenipotenciario en DC Comics.

En 1996, DC aun acostumbraba hacer anuales temáticos de sus cómics, es decir, que todos tenían el mismo tema aunque cada uno contara una historia diferente. Y en ese año el tema fue Legends of the Dead Earth; trataba sobre que habían pasado siglos desde que la Tierra se había convertido en un planeta deshabitado y cada escritor mostraba como, de un modo u otro, la leyenda de sus superhéroes continuaba viva en algún rincón del universo y, por lo general, terminaba surgiendo una nueva encarnación del héroe protagonista del anual. No hay mucho más que contar al respecto, hasta donde sé no hubo ninguna historia particularmente relevante (yo sólo compré los de mis héroes favoritos, Flash y Linterna Verde), pero igual les dejo el dato ya que, como no son cómics interconectados, pues pueden comprarlos como si fueran one-shots sin problemas de continuidad. Dato curioso: se supone que en ese futuro posible, el Detective Marciano fue el único héroe sobreviviente y fue quien se dedicó a contar las leyendas de sus compañeros en distintos planetas del universo.

Por cierto, también en 1996 fue la boda de Superman y Lois Lane, otra cosa que ya se llevó el reboot, jojojojojo.

Por último, en ese mismo año, DC Comics creó un subsello llamado Helix Comics que no sería sobre superhéroes pero a diferencia de Vertigo iba a estar enfocado en ciencia ficción; para ello contrataron a varios autores especializados en el tema, tanto dentro como fuera del cómic, para que escribieran serie regulares y miniseries.

Entre los seleccionados estuvo Garth Ennis, que junto al cuasilegendario Carlos Ezquerra creó Bloody Mary, una serie bélica ubicada en una Europa postapocalíptica y que tenía como particularidad que la protagonista era una operativa militar vestida de monja. Por su parte, la escritora Rachel Pollack creó Time Breakers, que trataba sobre el enfrentamiento de dos grupos de viajeros en el tiempo, uno dedicado a crear paradojas temporales y otro a resolverlas, pero curiosamente los primeros son los que evitan que la línea temporal se destruya y los otros los que causan los problemas... es raro, pero así era. El maestro Howard Chaykin nos trajo Cyberella, que iba sobre un futuro donde una compañía creo un programa de computadora que controla a las masas hasta que aparece el clásico personaje distópico, una mujer que se rebela y al tratar de controlarla, la mencionada empresa termina dotándola de poderes para entrar en las mentes de los demás. Por otro lado, Christopher Moeller escribía y dibujaba Sheva's War, una miniserie de 5 números que trataba sobre un futuro donde los pocos humanos sobrevivientes están distribuido en algunos planetas conocidos como Iron Empires; la historia sigue a Ahmi Sheva, una baronesa y comandante en jefe de las fuerzas de su planeta que debe repeler una invasión.

Además de esas series tuvimos Black Lamb, Dead Corps, Star Crossed y dos o tres más, destacando la que se convertiría en una auténtica obra de culto: Transmetropolitan. Del deslenguado Warren Ellis junto al artista Darick Robertson, va sobre un futuro donde nadie espera nada del futuro e ignoran el pasado, viven para el hoy y la violencia y el sexo son moneda de cambio de todos los días; a priori podríamos creer que no cuenta nada nuevo, pero el verdadero encanto de la serie radica en que en este mundo encontramos al periodista Spider Jerusalem, uno de los personajes más entrañables del cómic moderno. Con todo desenfado, Ellis usa su habitual estilo sarcático para presentarnos a un sujeto cínico, malhablado y de moral ambigua, que se dedica a explorar los lados ocultos de esa sociedad presuntamente utópica; aborda temas clásicos como la intolerancia, el racismo y la necesidad de aceptación, pero mezclando elementos imposibles como alteración genética, clonación y nanotecnología.

Casi todas las series de Helix Comics tuvieron bajas ventas, basicamente porque el mercado que buscaban atraer (los fanáticos de la ciencia ficción) no se adecuaron al formato de publicación mensual y la editorial nunca apostó por las novelas gráficas, mientras que los lectores de historietas de superhéroes nunca embonaron bien ahí (a título personal, sólo compré un número de Sheva's War y no me latió) así que dejaron de publicar tan sólo un año después. Con el cierre de Helix, DC evaluó las cifras y decidió mantener Transmetropolitan, que comenzó a editarse en Vertigo, donde alcanzó la nada despreciable cantidad de 60 números; Ellis decidió darle fin a la historia en 2002 y desde entonces se rumora que podría haber una adaptación al cine. Las demás series de Helix fueron canceladas, pero las que tuvieron ventas regulares fueron recopiladas por Vertigo, con excepción de Sheva's War, que sí fue compilada pero por Dark Horse. Como se podrán imaginar yo no recomiendo lo editado por Helix, con excepción de Transmetropolitan, pero ya saben que cada quien tiene su propia opinión, igual y les gusta.

Por hoy es todo y para empezar bien el año la próxima semana hablaremos de Marvel, hasta entonces.