¡TIENE
UNA BOMBA!
Un saludo a toda la gente bonita que visita este blog y también a la gente fea, que aquí tratamos igual a todos... igual de mal. Hoy veremos el nacimiento de una editorial de gran proyección actual, Boom! Studios, fundada por Ross Richie en 2005, un autor que una década antes había tenido sus pininos en los cómics trabajando para Malibu, pero que al estilo Grant Morrison pensó tendría más futuro trabajando en cine y no. Digo, tampoco es que hubiera pasado hambre, pero no fue una luminaria y para su buena suerte nunca se despegó del medio editorial, lo que le permitió buscar de nuevo sus contactos y, tras un intento de unirse al staff de otra empresa, prefirió juntar sus ahorros y fundar su propia compañía. Cabe mencionar que otro creativo, Andrew Cosby, era conocido de Richie desde su era en Malibu, lo acompañó en su carrera fílmica y durante todo el proceso de fundación y consolidación de la Boom, pero desde hace un par de años dejó la empresa, diciendo que prefería volver al cine y la televisión; aunque algunos sitios lo reconocen como co-fundador de la editorial, lo cierto es que oficialmente no se le menciona como tal dentro de Boom e ignoro si tiene que ver con algún rompimiento profesional o, sencillamente, esos fueron siempre los términos de su contrato. Las primeras publicaciones de la empresa apostaron por los géneros alternos de la industria comiquera, como terror, humor y odiseas cósmicas... o sea, todo lo que no fuera superhéroes, aunque estos también entraron en su catálogo a medida que el consorcio creció. La jugada salió bien, al grado que antes de terminar su primer año de trabajo, en el mismo 2005, habían recibido su primer reconocimiento: un premio Wizard a la mejor editorial. La escalada de Boom no terminó ahí, rápidamente se ganaron fama de calidad y buen trato, lo que atrajo autores reconocidos a sus filas y hablo de gente de la talla de Dan Abnett, Paul Jenkins, Kieron Gillen y los maestros Keith Giffen, Howard Chaykin y JM DeMatteis. Si bien las historias originales no son ajenas a la editorial, lo cierto es que su fuerza estaba en las licencias.
De inmediato se hicieron con personajes de otros medios,
como videojuegos, libros, películas y animaciones. Muchos de ellos
pensados en público de menor edad, para lo que crearon el subsello KaBoom que daría alojamiento a las licencias infantiles y
juveniles; y no piensen ni por un momento que eso implica menor
calidad artística o argumental. También debo destacar que marcaron la pauta en el cómic
digital, al publicar el mismo día las series en papel y en pantalla,
algo impensable para las demás editoriales hasta que Boom se
atrevió. Ahora sí, hablemos de lo que nos importa: los cómics.
Entre las joyas de la corona de Boom está la Era del Hielo, la
popular serie de películas animadas, ahora con historias originales
de sus protagonistas. Tienen dos clásicos del cómic en su
historial, Garfield y Peanuts, series mensuales que combinan
historias viejas y nuevas. Poseen los derechos del universo de HP
Lovecraft, aunque no he leído los cómics, no puedo opinar sobre su
calidad. Para los muy clavado, tienen precuelas y secuelas de cintas
populares, como Duro de Matar, con todo y un Bruce Willis cabelludo,
28 Days Later y hasta El Planeta de los Simios, con sus
changos mugrosos. Hasta hace poco también tenía la exclusiva de
Disney, tanto personajes clásicos como de Pixar y Jim Henson, o sea
los Muppets; recientemente, la empresa del ratón comenzó a retirar
poco a poco sus licencias de Boom y la va mudando a Marvel Comics. En
terror, en 2010 firmaron un contrato con Clive Barker para contar
nuevas historias de su icónica serie Hellraiser, que tuvo éxito
gracias a que el propio creador supervisó y escribió algunos
guiones. Le compraron al abuelo Stan Lee un par de ideas... o eso se
supone, porque probablemente no se haya involucrado más allá de
poner su firma, surgiendo las series The Traveller, Soldier Zero y Starborn, en complicidad con Mark Waid; duraron un año, pero se supone que así estaba planeadas. Y hablando del diablo, Waid tuvo su propio universo en Boom y hasta fue promovido a editor en jefe de la compañía, aunque
eventualmente prefirió hacerse a un lado para seguir trabajando en
otras empresas.
En este mundo destaca Irredeemable, una historia al
estilo MiracleMan, donde un héroe llega a extremos impensables
convirtiéndose en villano. A la inversa, en
Incorruptible un maloso comenzaba su redención. Una serie de Boom,
2 Guns, fue adaptada en versión fílmica (no sé si se estrenó en México) y tiene una secuela, 3
Guns. El más reciente éxito de la empresa y quizá el mayor de
todos, es la licencia de Adventure Time, la caricatura estelar de
Cartoon Network, que en distintas series y miniseries han arrasado
con el mercado. En serio, no duden en leer los distintos cómics de
esta franquicia, porque son un prodigio de historia e ilustración,
no se limitan a recrear lo que vemos en la tele, dando cabida a
artistas con estilos raros y tramas de un ligero tono oscuro, aptas
para lectores adultos. En los recientes premios Eisner, Boom arrasó
en las categorías más importantes gracias a Adventure Time. Mi
única queja es que abusan con las portadas variantes, a ver si no
terminan cobrándoles factura. En el mismo tenor, hay cómics de Regular Show. Casi todo lo publicado por la empresa
se puede conseguir en números sueltos, recopilados, digital, además
de toda la parafernalia relacionada como posters y camisetas. En
México, como ya deben saber, Boom tiene presencia desde hace un año
gracias a Kamite y Bruguera Comics y se pueden conseguir Irredeemable,
Incorruptible, 28 Days Later, los de Stan Lee, Hellraiser y Fanboys vs Zombies, que es la más controversial... no por su temática sino porque casi todos acusan su falta de calidad. Extrañamente nadie apuesta por Hora de Aventura. Tienen una pobre
distribución y, se dice, ventas regulares tirando a malas, aunque
eso sólo la propia editorial lo sabe a ciencia cierta. Eso es todo
por hoy, la próxima semana festejaremos el Día de Nick Fury. Hasta
entonces.
2 comentarios:
yo estoy comprando Irredeemable e Incorruptible
Debería darte vergüenza
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