Diavolo fue acosado sexualmente por El Cubo Torres

LOS SEGUNDONES MUTANTES NUNCA TERMINAN.

Saludos, gente. La semana pasada vimos los antecedentes del tercer volumen de X-Factor, surgido a la sombra del evento House of M; allí el escritor Peter David -que curiosamente también hizo el primer cambio de la serie a principios de los noventa con el equipo de Havok- nos mostró a un Jamie Madrox que invitaba a sus cuates a su agencia, ahora llamada X-Factor Investigations, que operaba en el Distrito X. De entrada había dos miembros interesantes en el grupo , por un lado Rictor, que había perdido sus poderes en el Día M e intentó suicidarse por el vacío que esto le causó; haciendo que la reformada agencia se interesara en el asunto de los poderes perdidos y es ahí donde encajó otro miembro inesperado, Layla Miller, la niña que conocimos en House of M, ayudó a despertar a los héroes durmientes y cuyo poder es.oficialmente, extensivo conocimiento de eventos pasados y futuros, pero a los que ella se refiere como "sé cosas" (aunque con el tiempo ha mostrado habilidades aún mayores. Hay que mencionar que en realidad no estaba en el grupo para ayudar sino para impedir que Madrox descubriera la verdad tras la desaparición de los mutantes. También se unirían pronto al equipo Darwin; Longshot y Shatterstar. En fin, aunque el evento Decimation fue la excusa para arrancar la serie, tenía vida propia y mucha libertad gracias a que operaba lejos de de la periferia de los mutis grandes, resultando en una mezcla de intriga, acción y humor negro, que atrajo a los lectores mutantes de siempre y además nuevos. No estoy diciendo que haya sido un éxito de ventas o una historia con continuidad propia, al contrario, estuvo cerca de la cancelación muchas veces y precisamente para salvarlo se unió al x-over Messiah Complex, aunque en realidad contaba su propia historia usando de excusa un viaje en el tiempo ocurrido en la saga. Sin embargo, X-Factor gozaba del favor de la crítica y recibió distintos reconocimientos y nominaciones por las locas historias de David, en particular el asunto del embarazo de Syrin y el romance entre Rictor y Shatterstar. Dato curioso: Rob Liefeld se quejó publicamentre de esto último y dijo que su Shatterstar no era joto... jojojojo.

Con todo y los momentos bajos que ya mencioné, la serie se mantuvo hasta hace un par de años cuando, como parte del evento Marvel Now, los editores ordenaron una reestructuración del título con nuevos personajes, que incluían a Quicksilver y Gambit, que tiene un futuro incierto, pues casi desde el principio se habló de cancelación, pero que siempre no y luego que sí. Igual que el resto del universo Marvel se irá al culo con la nueva Secret Wars, pero no sabemos si volverá. Es una buena lectura, de la que sólo se publicó en México su crossover con Messiah Complex, pero se puede conseguir el resto en recopilados. Para terminar, voy a redondear el asunto de Layla, el personaje más extraño y transformado de la serie por encima de Madrox. Durante X-Factor descubrimos que casi todos los eventos de su vida previa fueron creación suya y ayudo tanto al equipo como lo lastimaba por dentro. Su gran cambio llegó con Messiah Complex, cuando viajó al futuro con un duplicado de Madrox pero se quedó allá. Vimos lo que ocurría con ella en un one-shot. Se hizo adulta en el futuro y aprendió muchas cosas, con y sin Madrox, como que en realidad su verdadero poder es revivir a los muertos y que sus visiones del pasado y futuro eran ella misma transfiriéndose a su versión joven... raro y aterrador. Finalmente volvió al presente  y tanto aquí como en el futuro comenzó a merendarse al Madrox, que sentía culpa porque aún la veía como niña... pero igual le entraba. En los últimos números de X-Factor (¡spoiler!) antes del relanzamiento, Madrox le ofreció matrimonio a Layla y ella aceptó, tras la boda, ambos se mudaron, supuestamente a vivir una vida nomal y todo indica que ella estaba embarazada en ese momento; ya veremos si los editores exploran más de eso en el futuro. Eso es todo por hoy, la próxima semana habrá efemérides. Adiós.