El viernes pasado, 7 de julio de 2018, se hizo público el fallecimiento de Steve Ditko, aunque llevaba tiempo muerto cuando el cuerpo fue encontrado, estableciendo la fecha de defunción como 29 de junio.
Dudo que cualquier fanático a
los cómics necesite explicación sobre quién era ese señor y, si así fuera,
bastaría con informarle que fue co-creador de Spiderman para dimensionar su
importancia en el noveno arte. Y si bien, lo deseara o no, fue su eterna
carta de presentación, lo cierto es que fue mucho más, un
profesional curtido en varios géneros, con un estilo más salvaje y oscuro que
el promedio de artistas de la época, incluso cuenta la leyenda que fue eso lo
que le ganó el puesto para dibujar Spiderman, pues a Stan Lee no le gustaban
las formas dinámicas, heroicas y refinadas
que Jack Kirby quería darle, mientras Ditko dibujaba un Peter Parker feo,
delgado y hasta deprimente.
Ahora, si bien el aporte de este artista y
coargumentista a Spiderman es innegable, es bien sabido que su verdadero
personaje insignia fue Doctor Strange, en quien de verdad dejó salir
toda su imaginería, desde cosas tan discretas como su apariencia de ocultista
televisivo hasta cosas tan bizarras como ese Eternity que representaba al
universo entero. Y es que Ditko era un tipo extraño, un ermitaño que ni
siquiera disfrutaba hablar mucho de sus creaciones, que iban desde esa suerte
de bienhechor anarquista que fue Question, hasta la parodia suprema llamada
Squirrel Girl, aunque mucha gente ni los reconoce como hijos suyos hasta que lo
descubren por casualidad. Porque Spiderman es tan inmenso que eclipsa todo lo
demás y, saben qué, tampoco creo que ser recordado como cocreador del
superhéroe más popular del mundo sea un gran tormento.
Ditko ha muerto, viva
Ditko.
No hay comentarios:
Publicar un comentario